Mucho se habla de emprender y después del 2020, cuando la vida dio un giro de 180º y todo paró, o casi todo, fue el momento de encontrar la calma para replantearse:  ¿Qué estoy haciendo, cómo y hacia dónde quiero ir?. Significando un punto de inflexión para decidir comenzar un nuevo camino profesional: con objetivos propios, operando fuera de la “zona de confort”, atreviéndose a hacer algo diferente, asumiendo retos. En definitiva, empezar una aventura cargada de emociones y riesgos.

El emprendimiento no entiende de género, ni de edad, entiende de: transformar ideas en negocio, de afrontar el fracaso y aprender de él y de realización personal.

Es una actividad que podemos llevar a cabo tanto hombres como mujeres, pero según la UE en el campo del emprendimiento las mujeres solo somos el 38% y no lo somos a tiempo completo. Esto se traduce a escala global en que solo 1 de cada 3 empresas en el mundo pertenece a mujeres.

Pues sin lugar a dudas, nos toca a nosotras como en muchas otras circunstancias tomar la delantera y cambiar esta realidad. Ahí radica la importancia del emprendimiento femenino: en pasar a la acción.

¿Por qué se necesita a la mujer emprendedora?

  • Para reactivar y hacer crecer la economía mundial desde una perspectiva conciliadora, inclusiva y colaborativa.
  • Para normalizar y extender la igualdad.
  • Para romper barreras y enfrentar miedos.
  • Para ser referentes para la generaciones futuras, a la hora de decidir sus caminos.

Sabemos que el camino del emprendimiento puede ser desafiante, pero no dejes que el miedo te detenga. Rompe con esas creencias limitantes que te dicen que no puedes lograrlo. No permitas que ninguna etiqueta te defina. Confía en ti misma y en tus capacidades. 

Somos más de la mitad de la población mundial. Somos una parte esencial de la sociedad. Creemos nuestros propios espacios en los que se nos escuche y brindemos oportunidades, en donde podamos aportar diversidad, innovación, enfoque sostenible y capacidad para liderar con propósito y empatía. No tengamos miedo al fracaso, pero más importante todavía: no tengamos miedo al éxito.